Cómo va a cambiar nuestra vida la Economía de las Cosas (EoT)
Lejos ha quedado el tiempo en que solo nuestros ordenadores estaban conectados a Internet. Cada vez más objetos de uso cotidiano, desde la nevera a los automóviles privados, forman parte de este ecosistema ultraconectado. Estamos plenamente integrados en la era del Internet de las Cosas (IoT) y la evolución es vertiginosa. Tanto que empieza a adquirir una dimensión real un concepto que supondrá una transformación muy significativa: la Economía de las Cosas (habitualmente EoT, por Economy of Things).
Ya en el IoT, los datos se erigen como protagonistas absolutos en un mundo en el que existen más de 22.000 millones de dispositivos conectados. La capacidad de las empresas de recopilar, procesar y sacar conclusiones de la ingente cantidad de datos que se manejan es clave en su éxito y contar con las soluciones e infraestructuras que faciliten su procesamiento resulta primordial.
En este sentido, el vínculo entre el IoT y el cloud es ya más que evidente y seguirá siéndolo con el desarrollo de la Economía de las Cosas. Desarrollar las mejores soluciones que garanticen la seguridad, la protección y la soberanía del dato continuará siendo uno de los mayores desafíos del entorno tecnológico.
¿Qué es la EoT y qué supondrá en nuestras vidas?
Pero vayamos por partes. ¿Qué entendemos por la economía de las cosas? Con este término nos referimos a un entorno económico cada vez más cercano en el que los diferentes dispositivos y objetos de uso cotidiano conectados pueden realizar transacciones comerciales e interactuar entre ellos, mejorando los procesos de producción, distribución y consumo de bienes y servicios y adaptándose a las necesidades de los usuarios. Esto lo harán mediante una plataforma digital segura.
Como decíamos, se trata de una evolución natural del IoT y promete ofrecer enormes posibilidades de negocio a las compañías que lo implanten, al tiempo que facilitará la vida de los ciudadanos. Conscientes de las grandes oportunidades, son muchos los informes que anticipan un desarrollo extraordinario de la EoT en los próximos años.
Un reciente estudio asegura que, en el año 2030, un total de 3.300 millones de dispositivos realizarán transacciones comerciales entre sí. Esto será posible hacerlo a través de diversos entornos y sistemas, con algunos aspectos clave como la identidad digital de cada dispositivo, la interoperabilidad entre plataformas a través de estándares abiertos o la privacidad del usuario. Esta realidad, que está al caer, abrirá las puertas a nuevas formas de negocio por parte de las empresas. De momento, los sistemas basados en tecnología blockchain parece ser que son los que reúnen las características más adecuadas para las necesidades que tiene la EoT en cuanto a registro de transacciones.
Hoy por hoy, los principales avances en la economía de las cosas se están produciendo en el sector del automóvil, con sistemas que comienzan a integrarse en los vehículos directamente. Gracias a la EoT, por ejemplo, se podrá hacer la reserva o un pago del aparcamiento o de la recarga en los coches eléctricos desde el mismo vehículo conectado, sin necesidad de utilizar un dispositivo externo.
No obstante, la Economía de las Cosas alcanzará a cualquier objeto de uso cotidiano. Nuestra máquina de café entenderá cuándo nos quedamos sin café y procederá a pedirlo automáticamente. Y probablemente haremos que la lista de la compra pase a mejor vida. Las neveras inteligentes, previamente programadas por nosotros, identificarán qué alimentos de uso habitual nos faltan y procederán a solicitarlos de forma automática.
La seguridad en la EoT, clave para lograr la confianza de usuarios y empresas
El principal desafío que plantea este nuevo sistema transaccional de máquina a máquina, que se irá implantando paulatinamente, es el de la fiabilidad y la confianza del usuario. Los dispositivos conectados recogen datos que resultan útiles para los fines para los que están programados. Y, ya sea a nivel doméstico o empresarial, una de las grandes desconfianzas se centra en la fiabilidad de los sistemas de seguridad que impidan el robo de dichos datos por parte de los ciberdelincuentes o garanticen la privacidad de los datos de los usuarios por parte de otras plataformas.
El problema de la seguridad de los dispositivos IoT es que puedan ser utilizados por los ciberdelincuentes como puerta trasera para acceder a la red doméstica o corporativa y llegar hasta otros datos más críticos almacenados en un servidor local o en cloud. Con el desarrollo de transacciones EoT el riesgo puede ser, si cabe, mayor. ¿Cómo evitarlo?
En este punto, para lograr la confianza de todos los usuarios se deben establecer primero medidas que garanticen la seguridad individual de los dispositivos. Una de las mejores formas de hacerlo es que estos tengan acceso a una red segregada de la red principal, de modo que esta última no se vea comprometida. Si el atacante llega al dispositivo no podrá ir más allá, no alcanzará los servidores que recopilan los datos más sensibles. Asimismo, existen otras recomendaciones de seguridad en IoT que conviene poner en marcha para reducir el riesgo de las amenazas.
Los datos son fuente de crecimiento y su relevancia social y económica crece exponencialmente cada día. El desarrollo de la EoT enfrentará a los ciudadanos y empresas a un nuevo paradigma en el que la seguridad, la fiabilidad y la confianza por parte de todos los actores es esencial para aprovechar las inmensas oportunidades que surgen.