El cloud computing hace viables las smart cities
El concepto smart city lleva años circulando en mayor o menor medida, con visiones más o menos ambiciosas que se han traducido en pocos ejemplos integrales, y muchos ejemplos de adición parcial de tecnologías e inteligencia en los núcleos urbanos.
Una ciudad inteligente es aquella que integra procesos y tecnologías con el fin de convertirlas en sistemas sostenibles y eficientes en diferentes aspectos como la inclusión de las personas, la transparencia en el gobierno o la mejora en la distribución de recursos (enfocados en ahorro energético, alumbrado inteligente, gestión de aguas, residuos, etc.).
Las tecnologías Cloud permiten afrontar estos retos con mucha más agilidad y solvencia que otros sistemas y, gracias al IoT, al Edge Computing, a la inteligencia artificial y otras muchas tecnologías, las Smart Cities son posibles.
La necesidad de la estrategia cloud
Iniciativas como Gaia-X, en la que Arsys participa a nivel europeo y como parte del hub nacional en España, son decisivas para hacer realidad las ciudades inteligentes independientes de los proveedores Cloud de fuera de la Unión Europea. Gracias a la federación de proveedores comunitarios es posible competir contra los gigantes de fuera de la UE y, así, crear una estrategia de datos comunitaria que proteja los datos y otros activos digitales de sus ciudadanos y sus ciudades.
Las ciudades inteligentes necesitan almacenar, procesar y poner a disposición de las aplicaciones digitales una gran cantidad de datos totalmente heterogéneos. A una cierta escala, la creación de centros de procesamiento de datos propios de un municipio era una solución suficiente, pero el crecimiento exponencial de los datos generados y la complejidad que conlleva en cuanto a gestión y uso de estos hacen imprescindibles las estrategias basadas en big data y cloud.
No olvidemos que el objetivo último es mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de forma sostenible mediante el uso intensivo de las TIC, además de gestionar con eficiencia los recursos y los residuos.
Integrar las plataformas de las distintas aplicaciones en el Cloud hará posible habilitar espacios de datos seguros que permitirán, a la postre, crear valor para los diferentes agentes del ecosistema.
Eso sí, las ciudades se enfrentan a dos posibles obstáculos que deben superar para poder dar el salto a smart y que pueden superarse fácilmente estableciendo una estrategia cloud a nivel municipal, que convierta los escollos en catalizadores del cambio:
El primer escollo es cultural, como sucede en otros sectores y organizaciones. Hay equipos TIC que no se sienten cómodos todavía trabajando con servicios en la nube. Esto es debido a la idea preconcebida de que poseer un centro de datos propio y almacenar los datos en local es mucho más seguro. Ya sabemos que esto no tiene por qué ser así.
El segundo impedimento puede estar es el modelo de facturación as a a service. Perfectamente asumible en el sector privado, desde el punto de vista de financiero de una administración pública puede ser más difícil de encajar a nivel presupuestario, que puede estar mucho más habituado históricamente a la inversión en equipamiento cuando hablamos de IT. Esto, sin embargo, puede ser muy fácil de solucionar a través del diálogo con el proveedor y de la personalización del servicio a todos los niveles, incluyendo la facturación.
El gemelo digital, clave para configurar la smart city
El gemelo digital es una de las herramientas con mayor potencial en la actualidad para entender cómo afrontar un proyecto, un producto o un servicio. Se trata de una réplica virtual de un activo físico que simula el comportamiento original esperado, de manera que se pueda monitorizar y analizar cómo reacciona el sistema en cualquier situación que se desee anticipar. Aplicado a Smart Cities, es posible simular diferentes escenarios de gestión del tráfico, de la energía, de los diferentes recursos e incluso probar diferentes escenarios de gestión de residuos con un coste ínfimo y un impacto en el resultado tremendo.
Algunos ejemplos serían:
- La visualización de los edificios y las ciudades en su conjunto, representando digitalmente cada uno de sus elementos y las interacciones entre ellos, siendo así una gran ayuda para las tareas de conservación y buen estado de las zonas históricas, por ejemplo
- Monitorización y optimización del tráfico mediante sensores y cámaras, empleando modelos de Big Data y Machine Learning. Así, se pueden identificar problemas de congestión y tomar medidas para mejorar el flujo de tráfico y hacer las carreteras más transitables
- Mejoras en la eficiencia energética y consumo, mediante el estudio, control y monitorización de la contaminación y el consumo a través de la recopilación de datos
- Mejoras en la seguridad en las ciudades monitorizando y analizando la actividad en las calles y, mediante inteligencia artificial, detectando anticipadamente situaciones de emergencia o peligro que afecten a la convivencia
Con todo, hay que apuntar que cualquier estrategia cloud aplicada a una ciudad tiene una serie de implicaciones de normativa y cumplimiento, además de protección de datos y de la intimidad de las personas que hacen cualquier proyecto de smart city todo un reto que, eso sí, vale la pena acometer.