Cómo montar VDI en una nube privada

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Cuando hablamos de infraestructura de escritorios virtuales (VDI) hacemos referencia al uso de máquinas virtuales para proporcionar y gestionar escritorios virtuales. Una VDI aloja entornos de escritorio en un servidor centralizado y los distribuye a los usuarios finales según las necesidades puntuales de cada uno.

Índice

Persistente o no persistente

En una infraestructura de este tipo, un hipervisor divide los servidores en máquinas virtuales. Cada una de ellas alojará escritorios virtuales a los que los usuarios pueden acceder de forma remota desde sus dispositivos, desde cualquier dispositivo y desde cualquier ubicación. 

Los usuarios pueden conectarse a sus escritorios a través de un software que actúa como intermediario entre ellos y el servidor.

Podemos hablar de VDI persistente o no persistente. Cada tipo ofrece distintas ventajas:

  • Cuando hablamos de VDI persistente nos referimos a que el escritorio al que se conecta el usuario es siempre el mismo, ya que se guarda la configuración realizada tras cada conexión. Es, por decirlo así, como si se conectase a un ordenador físico, solo que se trata, efectivamente, de un escritorio virtual. 
  • En una VDI no persistente los usuarios se conectan a escritorios genéricos y no se guardan los cambios. Esta es una opción más sencilla y económica al no tener que mantener los escritorios personalizados de la opción persistente entre sesiones, y se suele usar en organizaciones con muchos trabajadores que realizan tareas específicas, o para empleados que necesiten realiza tareas repetitivas y que, por ello, no necesiten un escritorio personalizado más complejo.

Cómo implementar una VDI

Cuando se plantea la implementación de una VDI, dependiendo del tamaño de la empresa y de la cantidad de escritorios virtuales que se necesite, hay que tener en cuenta si conviene hacerlo en un entorno HCI, o no. 

En el caso de que sea conveniente hacerlo así, la empresa dispondrá de la escalabilidad y el elevado rendimiento que ofrece esta opción, características que se ajustarán a la perfección a las necesidades de recursos de una VDI de esas dimensiones.

En organizaciones más pequeñas o que no necesiten más de 100 escritorios virtuales, por decir un número, implementar una HCI para una VDI sería excesivamente caro, además de no ser realmente necesario.

Además de tener en cuenta la infraestructura, podemos hablar de una serie de buenas prácticas que seguir al implementar una VDI:

  • Preparación de la red. Es bueno dimensionar correctamente las necesidades en cuestiones de red que necesitaremos cubrir para la VDI. Su rendimiento está ligado al de la red, así que conocer bien cuáles son las horas de máxima demanda y anticiparse a los picos es fundamental para garantizar suficiente capacidad de red. 
  • Evitar la falta de aprovisionamiento, planificando la capacidad con antelación empleando una herramienta de supervisión del rendimiento para comprender los recursos que consume cada escritorio virtual y asegurarse de conocer sus necesidades generales relativas a consumo de recursos.
  • Entender bien las necesidades de los usuarios finales. Por ejemplo, saber si necesitan personalizar sus escritorios (de manera que utilicemos VDI persistente) o son trabajadores de tareas específicas que pueden utilizar un escritorio genérico. Es necesario determinar los requisitos en términos de rendimiento de los usuarios, ya que la configuración será diferente para los usuarios que empleen aplicaciones con uso intensivo de gráficos frente a los que solo requieran acceso a Internet, o a una o dos aplicaciones. 
  • La prueba piloto. Es frecuente contar con herramientas pensadas para realizar una prueba de implementación de VDI con antelación para poder comprobar que toda la configuración y el aprovisionamiento de recursos se ha hecho correctamente. De esta manera, podemos tener la certeza de que la infraestructura rendirá como se espera una vez implementada.

Montar VDI en cloud privado

A la hora de montar una VDI nos podemos plantear dos opciones principales. La primera sería montar la infraestructura en las instalaciones de la empresa, y la segunda contar con un proveedor de servicios de infraestructura que permita hacerlo sobre un cloud privado.

La ventaja más clara de optar por un proveedor de cloud privado es que la empresa evita la enorme complejidad en términos de gestionar y dominar las tecnologías hardware para sacar el máximo rendimiento de la solución. Toda esa complejidad desaparece, y todo lo que es gestión, configuración y mantenimiento de la infraestructura subyacente es gestionada por el proveedor desde sus centros de datos.

Fernando Fuentes

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