El reto de la telemedicina es estar presente en las zonas rurales
La telemedicina lleva evolucionando a toda velocidad unos cuantos años, gracias en gran parte el auge del Cloud y a los esfuerzos de digitalización de hospitales y servicios de salud, en general. Por otro lado, la adopción de este tipo de tecnologías por parte de los pacientes también va en aumento y contribuye a hacer que el diagnóstico a distancia, entre otras cosas, sea una realidad. A través del smartphone es posible realizar muchos trámites, para empezar, pero también se avanza en análisis clínicos, en el seguimiento de los pacientes, en la consulta no presencial.
Hace casi un año, en pleno confinamiento, hablábamos de cómo el Cloud y las tecnologías como IoT, la Inteligencia Artificial y el Big Data estaban ayudando en la lucha contra el coronavirus, ya sea a través de drones de vigilancia y desinfección, como de dispositivos 5G conectados como termómetros, pulseras inteligentes y un largo etcétera. Eso es telemedicina, pero también lo es cuando nos referimos a las zonas rurales que no tienen acceso sencillo a un médico o un centro de salud. Son zonas que están alejadas de las grandes ciudades, en las que hay muchos más recursos tanto de movilidad como de dotación sanitaria y que, muchas veces, incluso no tienen una conexión de datos decente.
Estas zonas rurales, que no son pocas, son en realidad el enorme reto que tiene por delante la telemedicina. Es necesario que se supere la brecha tecnológica existente entre las comunidades más avanzadas y las comunidades rurales, o desatendidas, sin los servicios mínimos necesarios.
Expandir la telemedicina para llegar a los más vulnerables
Uno de los retos de la tecnología en general es contribuir al desarrollo de la humanidad. Y eso incluye, muy especialmente, a los colectivos y comunidades más desfavorecidas, más desatendidas o dar cobertura en los lugares más remotos. Por eso, los esfuerzos deben ir dirigidos hacia inversiones significativas y específicas que tengan como objeto reducir la brecha digital y eliminar esas barreras. Por ejemplo, muchas comunidades no tienen servicios de banda ancha adecuados, y no dan servicios de telemedicina porque:
- En primer lugar, falta financiación para equipos y dispositivos adecuados.
- Y, en segundo lugar, el personal carece de la formación necesaria para ofrecer estos servicios.
Si en países desarrollados como España existen dificultades considerables para llevar servicios de banda ancha a ciertas zonas rurales o de montaña, en los países en vías de desarrollo, este problema se multiplica. No solo hablamos de proporcionar conectividad suficiente, sino de que, en algunas comunidades, puede que existan otros problemas, por ejemplo:
- Falta de fluido eléctrico consistente.
- Falta o escasez de infraestructura que permita un correcto mantenimiento y control de los sistemas.
- El problema global de la confidencialidad de los datos.
- Falta de estándares de comunicación y de protocolos de actuación.
- Problemas asociados con la responsabilidad sobre el paciente remoto.
Los servicios de telemedicina pueden mejorar considerablemente la atención sanitaria en zonas despobladas o rurales, alejadas de las capitales. Los servicios de telemedicina rural funcionan en países que cuentan con un porcentaje de la población que vive lejos de los grandes centros urbanos (un porcentaje elevado, además), como, por ejemplo, Australia o los Estados Unidos.
Como tantas veces hemos comentado al hablar de las ventajas del Cloud, y ya que los servicios de telemedicina se van a fundamentar precisamente en el cloud computing, aplicada al entorno rural se convierte en una solución sostenible y escalable, económica y replicable. Pasa lo mismo que cuando hablamos de los escritorios virtuales aplicados al teletrabajo. En esos casos, los virtual desktop no solo facilitan el trabajo en remoto, sino que se pueden utilizar en las oficinas como una manera efectiva de reducir costes.
En el caso de la telemedicina, es lo mismo. La solución perfecta para la telemedicina rural aplica sin muchos cambios a cualquier ámbito, y puede ser la clave para conseguir la igualdad en cuanto al acceso a la atención sanitaria a nivel global.
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