Cómo redactar para la web: Guía práctica de estilo
A menudo, cuando nos adentramos a crear nuestra propia página web, le damos mucha importancia al diseño (estilos, tamaños, formas, colores, imágenes, fuentes…) y nos preocupamos algo menos de los contenidos.
Es cierto que un buen diseño es la base de nuestra presencia en Internet (debemos atraer al usuario con un estilo que resulte interesante y se adecue a nuestros intereses) pero no es menos cierto que el contenido debería tener más importancia si cabe que el propio diseño en sí… Al fin y al cabo, es el contenido lo que el visitante va a leer y lo que realmente debe atraer al usuario para que se lleve consigo en la visita la información clave que queramos mostrar.
Por tanto, si queremos que nuestra web tenga el éxito deseado, debemos centrarnos en mostrar un contenido lo más adecuado posible al entorno en el que estamos trabajando: Internet.
En este sentido, vamos a dar una serie de consejos prácticos que podrán servir como guía de estilo a la hora de redactar contenidos para la web.
Debemos tener siempre en cuenta…
- El visitante accede a la web en el orden que le apetece: por tanto, cada página debe ser independiente y comprenderse por separado.
- El texto es lo primero que se ve de una página web, por encima del diseño (sobre todo títulos y destacados).
- La lectura de un texto en la web es un 25% más lenta que en un medio escrito. Así que trataremos de usar la mitad de las palabras que usaríamos para un medio impreso.
- El usuario suele ser impaciente; no se realiza una lectura palabra por palabra de una página: escanea, buscando la información deseada. Esto implica que hay que escribir para ser leídos: textos cortos, claros y concisos.
- Al visitante no le gusta la publicidad (resta credibilidad), por lo que hay que tratar de ser objetivos: usar expresiones publicitarias sólo cuándo y dónde sea necesario.
- Debemos escribir teniendo en cuenta para qué público lo hacemos, facilitando la lectura mediante frases simples. Evitar títulos complejos, sarcasmo, metáforas…
El estilo de redacción
- Escribir, siempre que sea posible, en lenguaje informal. Es más cercano y comprensible.
- Usar un lenguaje directo, breve, sencillo y conciso. Por ejemplo:
Constituye => Es En este momento => Ahora
- La mitad de las palabras que usaríamos en textos impresos. Párrafos cortos (2, 3 frases).
- Evitar metáforas o lenguaje complicado, que obliga a leer palabra por palabra.
- Evitar empezar el primer párrafo con una introducción a lo que se ve en el resto de la página o con referencias a otras páginas o secciones. Por ejemplo, evitemos expresiones como:
Como decíamos anteriormente… Más adelante veremos…
- No usar adjetivos o expresiones exageradas como “fantástico”, “increíble”…
- Limitar los mensajes publicitarios a las zonas habilitadas para ello.
- Abreviar el texto omitiendo palabras que no aportan significado. Por ejemplo:
como lo habíamos dicho anteriormente
- Usar la voz activa. Tiene más fuerza que la pasiva. En estos casos hay que intercambiar agente y sujeto. Y mejor usar infinitivos frente a sustantivos. Por ejemplo:
El informe fue emitido por el personal => El personal emitió el informe El objetivo es el desarrollo => El objetivo es desarrollar
- Si tenemos que usar siglas, aunque sean sencillas, usar el tag acronym para indicar el significado de las mismas. No repetir en la misma página.
DTS
- Usar verbos precisos, que eliminan la redundancia y reducen texto. Por ejemplo:
sirve para explicar => explica hacer uso de => usar
- Dirigirse personalmente al lector, si corresponde, usando palabras como “usted” o “nosotros”.
- El texto de la página debe ser siempre independiente y entenderse por sí mismo. Nunca sabemos desde dónde accede el usuario.
Facilitar la lectura. Redactar para el escaneo
- Dejar suficientes espacios en blanco en la página.
- Alinear siempre el texto a la izquierda.
- No usar texto en cursiva o todo en MAYÚSCULAS ya que es más difícil de leer. Para destacar texto, usar negrita.
- Usar párrafos breves, subtítulos y listas. Evitar largos bloques de texto usando listas con viñetas (con no más de nueve elementos, sólo un subnivel, y numeración si el orden tiene importancia).
- Destacar los elementos más importantes (palabras clave e ideas principales) con negrita o listados: marcar las palabras clave que diferencien a la página del resto o que indiquen la esencia de un párrafo, evitando el subrayado (se confunde con enlaces).
- Usar gráficos y tablas de contenido con discreción, sólo cuando aporten algo, ya que distraen la atención del visitante.
- Organizar el contenido según el estilo de pirámide invertida: de mayor a menor interés, limitando las oraciones a una idea por párrafo, con la idea principal al inicio del primer párrafo.
- Recordar que el visitante posiblemente no leerá más que la primera frase de cada párrafo (barrido visual), por lo que hay que dejar clara la síntesis de la página (idea principal) al inicio.
- No redactar páginas largas para evitar el scroll: fragmentar los artículos extensos en varias páginas o secciones relacionadas con hipertextos, tratando de no superar el tamaño de pantalla, y siguiendo para cada fragmento el principio de pirámide invertida.
Titulares y subtítulos
- El título de una página web (TITLE) debe entenderse por separado (auto-descriptivo), ser breve y usar sólo palabras significativas (ni artículos ni preposiciones). Una norma que suele aplicarse es finalizarlo siempre con el nombre del sitio. No debe repetirse en páginas distintas.
- Pensar que el TITLE es lo que primero se carga de una página web y lo que se almacena en los favoritos del navegador, así que pensemos en estos aspectos al redactarlo.
- Los titulares y subtítulos de una página, deben indicar con claridad el contenido de las secciones que titulan, de forma directa, breve y sencilla (sin metáforas ni juegos de palabras).
Hiperenlaces
- El texto de un enlace debe ayudar al usuario a identificar a dónde se dirige, por lo que hay que usar las palabras más representativas posibles.
- Evitar el uso de “haga clic aquí”, “pulse aquí”, “siga este enlace” o similares.
- Si no se sabe qué palabras usar, se puede poner directamente la dirección web destino.
- Evitar repetir enlaces al mismo destino dentro de la misma página.
- Aprovechar el texto al posicionarse sobre el enlace (“Alt”) para aportar mayor información sobre el mismo.
- Los enlaces captan la atención durante el escaneo de la página e invitan a abandonarla, por lo que es recomendable no usar demasiados.
- Los enlaces externos, a sitios de referencia, aumentan la credibilidad de la página.
Y no olvidar la revisión
- Siempre hay que revisar el contenido, una vez escrito, para corregir posibles errores gramaticales u ortográficos.
- Dedicar una segunda revisión a eliminar palabras que no aporten significado.
Para poder entender… => Para entender…
- Finalmente, es importante que otra(s) persona(s) revise(n) la versión final del texto antes de publicarlo. «Cuatro ojos ven más que dos».