¿Qué impacto tiene la escasez de componentes en el Cloud Computing?
Todo lo que necesita «computar» o procesar información necesita, al menos, un chip. Decimos «al menos» porque, en realidad, hablamos de decenas de estos componentes, y de otros que no son exactamente chips, pero que se fabrican con sus materiales básicos.
Los chips son de extrema importancia en nuestras vidas, y cada vez más. En la actualidad, la demanda de circuitos integrados es mayor que la oferta, así que vivimos tiempos de escasez mundial. Además, la rápida aceleración del Internet de las Cosas no ha hecho sino incrementar la demanda, que se ha sumado a los efectos negativos ocasionados por la pandemia COVID-19.
La escasez en el suministro de semiconductores afectó por primera vez al sector del automóvil. Esto ha provocado, a su vez, un efecto cascada que ha causado una interrupción de suministro global. La escasez se remonta al primer semestre de 2020, cuando la demanda global de coches disminuyó durante el bloqueo. Esto obligó a los fabricantes de chips a centrarse en otras áreas, como los equipos informáticos y los dispositivos móviles, cuya demanda se disparó al haber más personas teletrabajando.
Por otra parte, a medida que el 5G y los servicios basados en el Cloud siguen creciendo, la necesidad de chips crece para dar soporte a plataformas de comunicación como Zoom y los servicios de streaming de vídeo más populares.
El impacto de la escasez de chips en el Cloud Computing
Para valorar el impacto real de la escasez en el sector tecnológico hay que saber, en primer lugar, que ésta afecta de forma más directa a los centros de datos tradicionales que a los proveedores de servicios Cloud. La razón es que los proveedores de servicios en la nube son menos sensibles a los problemas de precio y disponibilidad de chips en comparación a los propietarios de centros de datos privados. Es así porque sus infraestructuras y volumen de clientes les obligan a funcionar con estrategias y planificaciones a medio y largo plazo que les hacen sortear con mayor comodidad los problemas coyunturales.
Además, otra de sus principales razones es que los proveedores de servicios en la nube son mucho más eficientes a la hora de compartir los recursos, dado que aprovechan los sistemas virtualizados y cuentan con múltiples clientes. Los centros de datos tradicionales nunca podrán ser tan eficientes a la hora de compartir recursos, independientemente de si están virtualizados o no. Ya sabemos que una de las ventajas del Cloud es, precisamente, un uso más eficiente de los recursos.
Esta eficiencia permite a los proveedores de servicios en la nube ofrecer a sus clientes precios más competitivos porque, además, estos se traducen directamente en ingresos recurrentes a largo plazo. Para un centro de datos estándar, la vida es mucho más complicada porque afrontará costes irrecuperables durante muchos años. Por eso, ahora más que nunca, y ante una subida de precios en los chips motivada por su mayor demanda o la disminución de la oferta, el cloud es una solución rentable y eficaz.
Otra buena razón que explica por qué las empresas relacionadas con el Cloud pueden ser más resilientes ante la escasez de componentes que otras más tradicionales, es que los proveedores de estos servicios están innovando mucho más que otras empresas. Están inventando, produciendo y aprovechando sus propios conjuntos de chips, por lo que dependen menos de los fabricantes para sus innovaciones, ni estos tienen tanta influencia en sus costes y en la optimización de la energía.